12 enero 2017

El lagarto negro/ Edogawa Rampo



Publicada por entregas, a razón de un capítulo mensual a lo largo de todo el año 1934, El lagarto negro no sólo destaca dentro del género negro como síntesis modélica de cómo las letras japonesas se abrieron a él, sino seguramente por ser la novela policíaca más célebre de Edogawa Rampo, tanto dentro como fuera de sus fronteras. Sería imposible comprender el libro sin tener en cuenta dos elementos: primero, la pasión por la figura del detective entendido como gran maestro de la deducción y de la lógica, representada como nadie por el Auguste Dupin de Poe y el Sherlock Holmes de Conan Doyle; segundo, la influencia del pulp estadounidense, esa deriva extrema, trepidante y no exenta de humor de los géneros literarios populares que buscaba atrapar a toda costa al lector que acudía puntualmente al quiosco. 

El lagarto negro supone, antes que nada, la lucha sin cuartel entre dos enemigos acérrimos e inteligencias privilegiadas que, a su vez, sienten admiración y fascinación mutuas. Por un lado, madame Midorikawa, una mujer pérfida y de sensualidad letal. Por el otro, Kogoro Akechi, la creación más inmortal de Rampo, un detective de prodigiosa sustancia gris, capaz de solucionar cualquier caso con su brillante interpretación de los escenarios del crimen y su don para anticiparse al siguiente paso de sus rivales. Midorikawa, que lleva tatuado en el brazo un lagarto negro, es la quintaesencia de la femme fatale y siente una necesidad enfermiza de coleccionar los objetos más bellos del planeta, se ha empeñado en conseguir la joya más preciada de todo Japón. En posesión de un marchante de joyas de Osaka, Midorikawa decide aprovechar la visita de éste a Tokio para secuestrar a su hija y utilizarla como moneda de cambio. Sin embargo, lo que la mueve es retar a Akechi, demostrar que ella es más astuta que él. Por ello ha anunciado ya su propósito y diseminado pistas sobre sus aviesas intenciones, lo que ha conducido al marchante a contratar al detective para que los proteja. 

El duelo está servido.






El lagarto negro
Edogawa Rampo
Salamandra Black 2017

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