28 diciembre 2009

El triunfo de la sangre en la literatura


PAULA CORROTO - MADRID - 24/12/2009


Este año la sangre ha inundado las estanterías. Las dentelladas de los vampiros y la mirada a la obscenidad placentera de los crímenes sin resolver han colmado las ofertas de lectura.

Una chica con piercings llamada Lisbeth Salander ha absorbido el cerebro a más de un millón de españoles seguidores de la trilogía Millenniun, mientras que los millonarios beneficios póstumos de su creador, el sueco Stieg Larsson, se dirimían en unos tribunales con gran eco mediático. A este éxito se suma la tierna historia de amor entre Bella y el vampiro Edward, de la saga Crepúsculo, creada por Stephenie Meyer, con el respaldo de dos millones de lectores, según la cifra total de ventas (desde 2008). Estos dos fenómenos han arrastrado a todas las editoriales hacia sus propias variantes de crimen y vampirología, llegando incluso al cine, el videojuego y la televisión.

Y todo ello en un año que pasará a la historia por la crisis económica y por el crecimiento de un fenómeno que terminará moviendo los cimientos de la industria editorial tarde o temprano: el e-book.

¿Es posible encontrar algún tipo de relación entre la pasión por la novela negra y por las sagas vampíricas en un año donde han caído todas las reglas? Y la eterna pregunta: ¿Ha sido el inconsciente del lector lo que le lleva a estas historias o sólo es la respuesta a una maravillosa estatregia comercial? Según los profesores de literatura, escritores y filósofos preguntados por este periódico, sucede que nos movemos y nos mueven.

"En un año de crisis, las novelas policiacas ofrecen la garantía de que tras el caos llega el orden, la esperanza de que todo va a acabar bien", reflexiona el gallego Domingo Villar, autor de las exitosas novelas La playa de los ahogados y Ojos de agua (ambas publicadas por Siruela). "La novela negra, por su carácter realista, tiene mucho que ver con las etapas de crisis económicas. De hecho, su fundación en EEUU está temática y cronológicamente vinculada al crack de 1929", señala el profesor de Teoría de la Literatura de la Universidad de Alicante, José Vallés Calatrava.
Desde una perspectiva más filosófica, Augusto Klappenbach, autor de Nietzsche después de Nietzsche, sostiene que "en tiempos de crisis la gente busca responsables. Es una tendencia muy humana poner rostro personal a los males, ya que así podemos adivinar sus intenciones, conjurar su poder, combatirlos con nuestras acciones".

Para la editora de la potente colección policiaca de RBA, Anik Lapointe, el interés por el crimen no tiene tanto que ver con la crisis, sino con la influencia de un fenómeno que ya se había dado en Francia y Alemania y que ahora ha triunfado en España.

Y esto trae consecuencias positivas, como indica Carlos Salem, autor de la sorprendente novela negra Pero sigo siendo el rey (Salto de página), para quien, al hilo del éxito de Stieg Larsson, los lectores españoles se han aficionado a otros autores como el islandés Arnaldur Indridason (La mujer de verde), el noruego Jo Nesbo (Némesis) y el reconocido cubano Leonardo Padura (El hombre que amaba a los perros).

Romanticismo light

Sin embargo, muchas de las más exitosas novelas del año apenas tienen que ver con la terrorífica psicología que inspiraba Drácula, de Bram Stoker, y ni siquiera con la sangrienta matanza y ese detective feo y gordo de Cosecha roja, de Dashiell Hammett. Para parte de la crítica, Millenniun no ha dejado de ser un cuento moral y Crepúsculo, una exaltación del lado más edulcorado del chupasangres.

"La función del vampiro en la ficción actual no consiste en aterrorizar, sino en seducir", sostiene el profesor de la Universitat Pompeu Fabra, Domingo Ródenas. En la literatura se ha instalado el mundo de la imagen y su poder para fascinarnos.
Romanticismo trasnochado es el concepto que utiliza el profesor de Literatura de la Universidad de Salamanca, Domingo Hernández, para explicar nuestra época y sus hijos literarios. "De ahí viene esta versión light de sus herencias góticas. Por supuesto, en la novela negra pasa lo mismo. James Ellroy y otros autores mucho más viscerales, y mucho mejores, parece que han desaparecido un poquito". Para este profesor dos palabras definen el año que culmina: la edulcorización y la espectacularización.

Curiosamente, la sangre también es la protagonista de otro de los fenómenos del año: las hazañas bélicas. Si hace unos años el lector tenía interés por la novela histórica fechada en la Edad Media, ahora se acerca a las estrategias militares de la Segunda Guerra Mundial. ¿Por qué razón? El editor Mario Muchnick se apoya en Susan Sontag y su libro La fascinación del fascismo para explicarlo: "Creo que refleja una violencia contenida en la sociedad, y eso es así porque se ha vuelto extremadamente represiva".

El poder de la masa

El márketing también ha tenido un año glorioso. Tras él está la caja a rebosar del último libro del norteamericano Dan Brown, El símbolo perdido, que fue número uno en ventas un mes antes de llegar a las librerías (por las reservas). "Ya no hablamos tanto de literatura como de ir a la moda. Esta impulsividad tiene mucho más que ver con la psicología de las masas movida por una maquinaria mediática brutal", explica David Viñas, profesor de Literatura en la Universidad de Barcelona y autor del libro El enigma bestseller.

La presión de la industria tecnológica también es la que ha llevado al e-book a las primeras páginas durante todo este 2009. Así lo estima el experto Javier Celaya, que culpabiliza a empresas como Google (y su digitalización masiva), Amazon y Apple de la rapidez con la que el e-book ha entrado en nuestras mentes. "Estas compañías lo han precipitado todo porque han visto una oportunidad de negocio y han obligado al mercado a reaccionar", señala. Este año se ha alcanzado el 1,33% de cuota de mercado, pero para los próximos cinco años los expertos prevén llegar al 10%.

Nuevos dispositivos, vampiros, guerras y criminales. Son los temas que copan el balance del año. Aún así, siempre quedarán otros títulos como la edición de parte de la obra del norteamericano Richard Yates (Revolutionary Road) o como la mirada a los libros sobre el gulag ruso. La literatura siempre da sorpresas.


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