10 octubre 2008

Vuelven los grandes clásicos de la novela negra



Negra. Así se apellida una novela de intriga, tintes policíacos y habitada por seres de ambiciones sin fronteras, aunque nunca falta un personaje que lucha contra ellos. Los malos y los buenos se mueven por sus páginas y entre los primeros suele haber uno que destaca sobre todos: un detective. Piénsese en el Philip Marlowe de Raymond Chandler o en el Pepe Carvalho de Vázquez Montalbán, sin olvidar que Dashiell Hammett fue detective en la vida real, concretamente en la agencia Pinkerton, hasta que la enfermedad lo apartó de esa tarea y decidió llevar a la ficción lo que en su vida había sido real. Se estrenó con «Cosecha roja». El misterio, el cinismo y el crimen suelen formar parte del entramado del argumento de un género que ha tenido infinidad de seguidores, aunque, también ¡ay! se ha considerado por algunos un subgénero.
Anik Lapointe. directora de la Nueva Serie Negra Internaciona de RBA, que se estrena en las librerías hoy. no respira por esa herida. De hecho, considerada por muchos como la madre del proyecto, cree en la calidad de numerosos autores. RBA creó hace diez años una colección, «Serie negra», que no convivirá con la que ahora se transforma incluso en cuanto a la imagen del libro. Por otra parte, se enriquece con nombres de reconocimiento internacional y con los fondos de RBA. El día citado saldrá a la luz, dotada de todos las novedades, «La muerte de Amalia Sacerdote», de Andrea Camilleri, ganador a sus 83 años del II premio Internacioal de Novela Negra de RBA. El galardón amén de proporcionar la publicación de la obra, está dotado con 125.000 euros, la cifra mayor para este tipo de novela en todo elmundo.
Comenta Lapointe que es llegada la hora del reconocimiento de un género que en los años 70 80 conoció el auge para decaer en la década siguiente. Pero, fuentes de la editorial, auguran una recuperación dada la acogida que críticos y lectores han otorgado a obras que estaban incluso descatalogadas y, por tanto, eran de más que difícil lectura. porque no se hallaban ni en las bibliotecas públicas. A un lector ávido de disfrutarlas le saben a gloria títulos de Dorothy L.Sayers, Elisabeth Sanxay Holing o Philip Kerrhay demasiada ocasisones en la que los críticos citan nombres que los lectores no pueden comprar. En próximas entregas se toparán con Robert Wilson, James M. Cain, Dashiell Hammett y muchos más. ¡Ah! Hammett y Raymond Chandler ¿cómo van a caer en el olvido? Novelas suyas fueron llevadas al cine dejándonos la imagen seductora de una rubia en apariencia lánguida pero muy vivaz cuando el momento lo requería, encarnada por una Lauren Bacall, también inolvidable. Hacía pareja con un hombre con gabardina de sabueso y cinismo fundido en el humo de un cigarrillo que en la realidad se llamaba Humphrey Bogart. Vale la pena insistir en el dato de que los críticos citan nombres que los lectores no pueden comprar. En próximas entregas de RBA se encontrarán con Robert Wilson, James M. Cain, Dashiell Hammett, Harlan Coben, W.R. Burnett, Jo Nesbö y muchos otros.
Tendencia al alza
«En la muerte de Amalia Sacerdote» se desarrolla en Palermo donde la corrupción es el pan que alimenta los negocios turbios y la muerte. La justicia y el periodismo son puntales en la novela. Camilleri tiene en su haber 40 títulos en 15 años y de él se dice que maneja el arte de la intriga como pocos.
Datos de RBA aseguran que un 30 por ciento de la cuota del mercado literario lo ocupa la novela negra y existe una tendencia al alza. Nacida en Estados Unidos tras el período de la recesión cuando un gánster vivía más seguro que el policía que debía atraparlo, el momento era idóneo para que algunos escritores se decantaran por un tema que podía entroncar con la realidad y la ficción. «El halcón maltés», «El sueño eterno», «Adiós muñeca» gustarán siempre. Son, entre otros, los clásicos de un género que se llamó policíaco hasta convertirse en negro. Hubo una época en que literalmente subyugaba a los lectores. Según cifras dadas por la Federación de Gremios de Editores de España un 26,1 de los libros vendidos corresponden al género negro. Si el campo está abonado para seguir sembrando, parece lógico que RBA apueste fuerte en su deseo de reforzar el concepto de colección. «No escatimaremos medios ni recursos». Esto incluye que determinadas obras que fueron mal traducidas al castellano, sean revisadas.
Odio, ira, y otras pasiones se paladean en las páginas negras. A su primer apellido, cabría añadir, así vayan las cosas mejor o peor, como colofón que siempre contará con lectores. Incluso un largo adiós nunca sabrá a despedida fatal.




Trinidad de León-Sotelo

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