24 enero 2007

A sangre fría y un pavo de acción de gracias.


A sangre fría y un pavo de acción de gracias por la autora de Manual Práctico de Cocina Negra y Criminal .
Sin ninguna simpatía hacia las víctimas ni hacia sus verdugos, ateniéndose a los hechos, Truman Capote nos legó A sangre fría, una crónica criminal que hiela el alma. Hasta la mañana de mediados de noviembre de 1959, pocos americanos habían oído hablar de Holcomb, un pueblo situado en las elevadas llanuras trigueras del oeste de Kansas.
Un pueblo donde, después de las lluvias, o cuando se derrite la nieve, las calles sin nombre, sin árboles, sin pavimento, pasan del exceso de polvo al exceso de lodo.
En Holcom, dos delincuentes, Perry y Dick, mataron a cuatro miembros de la misma familia por un botín de 45 dólares, una radio portátil gris marca Zenith y unos prismáticos. En la novela de Capote, novela negra, y tan fría como la manera en que mata Perry - "matar es más fácil que pasar un cheque falso"_, aunque parezca mentira, se habla mucho de comida. A través de sus páginas podemos conocer los gustos gastronómicos de la América profunda.
Una de las víctimas, Herbert William Clutter, es un padre de familia que hace el pan en su casa: No había mujer que amasara el pan mejor que él y sus pastelitos de coco eran lo primero que se vendía en las fiestas de beneficencia. Su hija, Nancy, era quien mejor hacía las tartas de cereza y no le importaba cocinar un pavo entero. Tartas de cereza con un dorado y crujiente enrejado de pasta.
El último día de su vida había anotado en su diario: Jolene K. vino y le enseñé a hacer una tarta de cereza. A su asesino le gustaba desayunar una root beer helada (una especie de soda con extractos de vainilla, regaliz etc.),tres aspirinas y un cigarrillo Pall Mall tras otro, lo que consideraba un desayuno “como dios manda”.
En el transcurso de la novela, Capote, nos irá documentando sobre las preferencias gastronómicas de otros personajes del drama. Las de la encantadora señora Meier.
La esposa del ayudante del sherif y excelente cocinera que alimenta a los “huéspedes” de su marido en la prisión del condado. Cuida a Perry, el asesino, y cuando éste recibe a un amigo en la celda le confecciona un soberbio menú: Ganso relleno asado con salsa, patatas a la crema, judías verdes y gelatina de ensalada, acompañado de galletas calentitas y leche fría, para terminar con tarta de cereza, queso y café. Todo servido sobre un mantel de lino, servilletas almidonadas y lo mejor de su plata y porcelana.
_ “chico, ¿te dan de comer siempre así?
Perry rió. _ La señora Meier es una cocinera estupenda. Tendrías que probar su arroz a la española. He engordado siete kilos desde que estoy aquí.”
Perry y Dick, los asesinos comieron mal mientras duró su huída. Comida de carretera, comida basura. A veces no compartían el gusto por los mismos platos pero en la que sería su última cena estuvieron de acuerdo. Los dos, socios en el crimen, antes de morir en la horca pidieron el mismo menú: Gambas, patatas fritas, pan de ajo, helado y fresas con nata.

Autora: Montse Clavé

www.negraycriminal.com/

No hay comentarios: